En 2004, Piero Incisa della Rocchetta tenía la ambición de sacar a la luz la expresión más pura del clima, del microclima y, más ampliamente, del terroir de Mainqué, en la región de Río Negro en Patagonia. Para conseguirlo, se centró en el biodinamismo y la agricultura ecológica. De este modo, con el máximo respeto por el medio ambiente y gracias a un oído y un conocimiento infalibles de la naturaleza, este atrevido entusiasta produce vinos puros, delicados y florales con una intensa mineralidad.
La finca ha adoptado un nombre significativo para resaltar plenamente su labor. En la Patagonia, "chacra" designa un terreno particular destinado a la pomología, es decir, al cultivo de frutas comestibles. Un nombre que recuerda la medida en que las tierras de la finca están destinadas a la viticultura. Además, las chacras son centros de energía vital que permiten una profunda conexión con el universo que nos rodea, y con los seres vivos en general. El vino, por la forma en que acompaña los momentos de disfrute y sensibilidad, encarna esta idea de conexión con los sentidos.
La Bodega Chacra está arraigada en el corazón del Río Negro tierras que nacen de la unión de dos ríos llamados Limay y Neuquén. Se extienden en llanuras y un bosque a una altura de entre 290 y 330 metros sobre el nivel del mar. Allí, el clima es ventoso y seco. Sin embargo, los canales de riego excavados por los colonos británicos en los albores del siglo XIX lo convierten, efectivamente, en un "pulmón verde" apto para la agricultura.
Allí, la Bodega Chacra cuenta con 24 hectáreas de viñedos formados únicamente por Pinot Noir. La austeridad y complejidad del carácter de esta variedad la convierten en una de las más elegantes del mundo, con aromas a pétalos de rosa, champiñones, tierra de bosque y tierra que se van desvelando con el tiempo, así como muchos aromas a cereza y fresa en su juventud. El Pinot Noir tiene la capacidad de transformarse en muy poco tiempo, desarrollando cualidades únicas e inéditas en pocos años. Por eso, detrás de cada copa de Pinot Noir se esconde una historia profunda y compleja que contar.
La Bodega Chacra se somete a un proceso de vinificación muy preciso para magnificar este terruño y esta variedad de uva. Tras las vendimias manuales, en las que se seleccionan cuidadosamente las mejores bayas, las uvas se llevan a la bodega. Maceración y fermentación en tinas pequeñas y redondas, contacto intenso con los hollejos, extracción sostenible, uso de levaduras autóctonas, decantación natural, crianza en roble francés viejo... Bodega Chacra emplea todos los métodos de una finca tan natural como de alta calidad. Esta gran precisión y respeto por la uva, que se prolonga desde la vendimia hasta el embotellado, hacen que los vinos de la finca tengan un carácter de lo más puro y auténtico y los sitúan entre las más bellas referencias de Sudamérica.