En 2005, Giuseppe Russo honró la memoria de su padre, Girolamo, haciéndose cargo de la finca familiar y trabajando para devolver la gloria al nombre de Girolamo Russo. Impulsado por el deseo de respetar y perpetuar las tradiciones de su familia, a la vez que las reinterpreta a través de sus propias ideas y talento, este apasionado propietario está desarrollando nuevos enfoques para la elaboración de vinos en su tierra natal.
Arraigado en Siciliauna de las más famosas Italiano islas, esta finca de 19 hectáreas brilla en la tierra del renacimiento de los grandes vinos tintos del Etna, una región conocida por su inmenso volcán aún activo. Allí, cerca del pueblo de Passopisciaro, las vides rodeadas de olivos y avellanos florecen a una altura de unos 800 metros sobre el nivel del mar.
La región es conocida por su gran altitud, que crea un microclima. En efecto, el tiempo relativamente húmedo contrasta con un clima mediterráneo, que ofrece una riqueza climática muy interesante a las vides influenciadas por suelos volcánicos muy fértiles.
Para preservar estas preciosas tierras, Giuseppe Russo y su equipo cultivan su viñedo mediante la agricultura ecológica. Para ello, utilizan métodos tradicionales que han permitido a las vides navegar durante el último siglo en perfecto estado de salud. Así, las viejas cepas cortadas en vaso conviven con las jóvenes cepas cortadas en cordón, y la totalidad del viñedo se trabaja a mano.
Las uvas se seleccionan cuidadosamente para producir vinos de la Etna Rosso de la denominación de origen que reflejan su terruño. De las fragancias a los colores pasando por otros matices de suavidad, las cuvées reveladas por Girolamo Russo evocan el carácter único de cada parte del viñedo.