Situado a pocos kilómetros de Saint-Emilionen la orilla derecha del Burdeos, Château de Ferrand fue fundada en 1702 por Elie de Bétoulaud. Al no tener hijos, legó el Château de Ferrand a sus sobrinos bisabuelos, entre ellos el marqués de Mons. La propiedad permaneció en la familia hasta diciembre de 1977, cuando el barón Bich, fundador de la empresa del mismo nombre, adquirió la finca. A su muerte, en 1994, su hija Pauline y su marido, Philippe Chandon-Moët, se hicieron cargo de la propiedad. Llevaron a cabo varias obras para mejorar la calidad de los vinos de este prometedor terruño (reestructuración del viñedo, estudio de los suelos y selección de las variedades de uva, modernización de las infraestructuras vitícolas, vinificación en parcela)... todas estas innovaciones se vieron recompensadas en 2012 cuando el Château de Ferrand fue ascendido a la categoría de Grand Cru Classé. Gonzague de Lambert es el director del Château de Ferrand desde 2017.
Plantado en suelos arcillo-calcáreos a 100 metros de altitud, este viñedo de 42 hectáreas, de una sola pieza, es uno de los más altos de la denominación de Saint-Émilion. Esta situación geográfica permite una buena ventilación del viñedo, así como un perfecto drenaje, gracias a una pendiente natural. Tras un estudio de los suelos y subsuelos, se ha reestructurado todo el viñedo mediante una rigurosa selección de variedades de uva en función de su capacidad de adaptación al terruño de cada parcela. Las plantaciones se componen de Merlot (70%), Cabernet Franc (29%) y Cabernet Sauvignon (1%).
Château de Ferrand está comprometido con un proceso de transición ecológica, que se refleja tanto en la aplicación de prácticas respetuosas con el medio ambiente en el viñedo (laboreo mecánico del suelo, pasto entre hileras, cartografía aérea tras el envero para analizar el vigor de las vides, vendimia manual) como en su gestión de las 10 hectáreas de bosque que rodean el viñedo. El Château de Ferrand cuenta con la certificación Terra Vitis desde 2012 y el nivel 3 de HVE desde 2018.
Cosechada manualmente, la uva se clasifica tres veces (en el viñedo, a la llegada de la cosecha a la bodega y luego una última vez mediante clasificación óptica) antes de ser llenada en la cuba por gravedad. La vinificación se realiza parcela por parcela, al igual que la crianza en barricas de roble francés de grano fino en una bodega completamente renovada. Delicados y muy precisos, los vinos de Château Ferrand han seducido a lo largo de las añadas por su estructura, sus aromas de frutos rojos muy maduros, su delicada frescura y sus finos taninos.